En los primeros 15 días del 2024, México ha experimentado un preocupante repunte en la violencia contra la comunidad transgénero, con al menos cuatro casos registrados. El más reciente y alarmante es el asesinato de Samantha Fonseca, activista trans y defensora de derechos humanos, quien fue atacada a tiros al salir del Reclusorio Preventivo Varonil Sur en Ciudad de México.
La Fiscalía General de Justicia investiga su muerte bajo el protocolo de feminicidio, mientras que organizaciones, como Yaaj México, condenan el crimen, destacando que va más allá de un incidente aislado, constituyendo un grave ataque contra la comunidad LGBTQ que busca liderar cambios políticos en el país.
El caso de Fonseca ha generado movilizaciones y protestas, con manifestantes escribiendo “las vidas trans importan” en la fachada del Palacio Nacional. Estas acciones buscan llamar la atención sobre la creciente ola de violencia y discriminación que enfrenta la comunidad transgénero en México.
Con antecedentes alarmantes, como las 87 muertes violentas registradas en 2022 y el país ubicándose como el segundo con más asesinatos de personas trans a nivel mundial, la situación exige medidas urgentes para garantizar la seguridad y protección de esta comunidad vulnerable.